Cuando enfilas despreocupado una calle cuyas baldosas has
pisado miles de veces, y el sol se cuela entre los árboles y los balcones para
acariciarte las sienes. Cuando levitas con decisión pero sin rumbo
y la brisa mece con armonía los vuelos de tu chaqueta. Cuando la camisa te cae sin arrugas desde los
hombros hasta los zapatos y sientes elegante el golpear de tus suelas contra el pavimento. Cuando los escaparates te devuelven el reflejo de
una sonrisa involuntaria. Cuando andas con paso armonioso y te saludan con la
mano desde la otra acera ,y mientras desvías la mirada, un rayo de luz clara te
descubre a las primeras chicas con tirantes.
Es entonces, y solo entonces, cuando entiendes que la
primavera ha vuelto.